sábado, 7 de julio de 2007

"Ideologías"

La realidad, con su sentido mal leído y el énfasis mal situado, es la ficción.
Rabindranath Tagore


Un lugar común muy requerido en la verborrea política actual es el uso del concepto “ideología” como herramienta de descrédito contra los planteamientos y proyectos de los “rivales” en la competencia por el poder. Suele ocultarse en los vericuetos de esta esquiva terminología, la idea de que los opositores basan sus ideas en teorías abstractas que les impiden estar en contacto con la realidad y lo que es “realmente” optimo y necesario.

Ya lo dijo alguna vez Nietzsche: “La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano”. Mi intención en estas líneas es mostrar que todo planteamiento o proyecto, en el ámbito político (y en casi cualquier ámbito humano), está, en algún sentido, imbuido por cierta ideología que es necesaria en todo análisis, en la medida en que la “realidad” no tiene, por si misma, un sentido o fin ultimo, mas que aquel que, desde nuestras perspectivas, le proporcionemos.

Para acercarme al concepto de ideología acuñaré la distinción hecha por Moulian, donde diferencia ideologías “utópicas” e ideologías en cuanto “sistemas de normatividad política”. El primer tipo compete a ideales trascendentalizados, naturalizados y fatalistas; verdades absolutas e inevitables (dos ejemplos serian el Leninismo-Stalinismo y el neoliberalismo). El otro tipo de ideología (que Moulian construye, muy convenientemente, como el “correcto”) es aquel que refiere a la definición argumentada de ciertos ideales y fines preferenciales. Independientemente de las posibilidades reales del segundo tipo de ideología, quiero centrarme en el primero.

Cuando Hérnan Cheyre expone “el curso inevitable dictado por las leyes económicas –que, como las leyes de la naturaleza, no se pueden cambiar” como Sebastián Piñera cuando declara que “el gobierno tiene que hacer las cosas bien” es justamente en la ideología “utópica” en la que se están apoyando, en la idea de que existen mecanismos “objetivos” y “científicos” que permiten determinar que es lo correcto y como alcanzarlo.

“jamás puede ser tarea de una ciencia empírica proporcionar normas e ideales obligatorios, de los cuales puedan derivarse preceptos para la practica” (weber) es de suyo absurdo pensar que se puede generar un conocimiento científico que permita saber (en cuanto a fenómenos humanos) que es lo correcto; solo nos puede proporcionar herramientas para lograr fines ya definidos. En el ámbito social no existen verdades científicas ni obligatorias, las decisiones políticas se toman de acuerdo a juicios de valor que surgen desde ciertos contextos socio-culturales. No es coincidencia que: ¡Uy! ¡Que suerte! Justo la posición política que racionalmente he elegido es la de mis pares, justo lo que yo y los “como yo” creemos de acuerdo a nuestros presupuestos resultó ser la verdad.

Aumentar la penalización de crímenes, liberar las restricciones de mercado o evitar la legalización del matrimonio homosexual no son posiciones “correctas”, no tienen que ver con que es “lo mejor para la sociedad” sino con lo que nuestros valores y preferencias personales nos indican como mas beneficioso de acuerdo a nuestros parámetros, de acuerdo a la sociedad que se parece mas a nuestra personal (aunque creada contextualmente) ideología, nuestra propia utopía. No se puede pensar que existe una verdad científica detrás de estos postulados, lo mas que se puede esperar es una argumentación coherente que de testimonio de los fines y presupuestos de estas posturas. Weber presentaba el mundo en que vivimos como la lucha entre numerosos y cambiantes dioses, no existe un dios correcto, la ciencia no puede mostrarnos el verdadero, solo nuestra propia visión de mundo nos puede revelar cual es aquel que debemos adorar (si al libre mercado o al Estado, si al progresismo o al conservadurismo, si a Escila o Caribdis).

“para estos nuevos gobernantes de derecho divino, no solamente la razón y la modernidad, sino también el movimiento y el cambio, están del lado de los gobernantes, de los ministros, de los patrones o de los “expertos”. La sinrazón y el arcaísmo, la inercia y el conservadurismo, del lado del pueblo, de los sindicatos y de los intelectuales críticos” (bourdieu). Lo que he intentado proponer es, simplemente, que Dejemos de creer, respecto a lo social, que existen verdades objetivas. Me parece de suma importancia entender que nuestras posturas, en cualquier ámbito humano, no responden a lo “objetivo”, lo “verdadero” o lo mas “conveniente” sino, simplemente, a posiciones que convienen mejor a nuestros intereses personales y valores que, a su vez, están determinados irremisiblemente por el contexto cultural al que pertenecemos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

MUuu weno su texto mi amigo, bien weberiano, sin embargo tanta mística que hay en el debate político y tan poco análisis objetivo y científico, como decía el caballero.
Y aquí los cientistas sociales sin que nadie los entienda... pero tal vez también estamos llenos de cuentos fantasiosos y majamamas que no llevan muy lejos las presuntas soluciones que proponemos

Francisco Castillo dijo...

me parece un texto cargado de subjetividad necesaria , de teoría emocional y y de una aguda obvervvación, propia del crítico
Buen texto, algunas palabras de más pero muchas de menos, ha profundizado en ver y lenguajear
de 1 a 7: 6

Anónimo dijo...

Coincido contigo.
Creo que el acto de "uno" que sea transversal a "otros" y sea normativo o discursivo, implica una toma de posición, una postura. Aquella toma de posición, a su vez, se realiza desde un "locus", posee una "topografía". La legitimación discursiva de aquel locus y que incide en las prácticas de otros es un acto movido por un cierto saber, una conversión trascendental de un cierto "ser". Es sabido, desde que comenzó a fundarse lo que llaman modernidad, que toda legitimación de actos transversales y trascendentales había de hacerse a partir de cierta "razón" y en público, adoptar una postura, tener una opinión, claro racional y apoyada en algún corpus teórico, comenzó a denominarse como ideología. Lo cierto es que el discurso científico se dedicó a "aniquilar" a todo discurso ideológico, sabemos que el discurso científico, con su enorme capacidad performativa debido a su eficiencia en el plano empírico, "colonizó" los fines de la política; Marx mismo escribió un "del socialismo utópico al socialismo científico". Me parece que esta postura desaliñada de la política con la ideología que repito, es performativa y hegemónica, hace necesaria una crítica al estado de la cuestión. Los Piñera(s), Lavin(es), Bachelet(es) y demases, bien pueden hablar de la "objetividad" de sus soluciones para arreglar el mundo. Me parece que relegar la política a los "tecnicos" implica una desfenetración del sentido mismo de esta, no me extraña que la ciudadanía, si es que puede llamársela tal; lleva mas que inscrita en sí misma esta "tecnificación política" y no tiene problemas en defenderla, por algo la política está relegada a un cuerpo de especialistas, que modificarán los mecanismos para una correcta aplicación de x proyecto. La política que se basa atornilladores y tuercas, la considero humanamente corrosiva y a quienes la aceptan pusilánimes. De alguna forma hay que hacer polvo el discurso "objetivo" de la política, sabemos que eso es un mito; entonces a echarlo abajo pues, reconozcamos el núcleo ideológico de todo acto.
La confrontación ideología ciencia es cuento viejo, la política no puede hacer leso juicio de esto. Pero los militantes de la ciencia son los que van ganando.
¿Que hacemos al respecto?
Eso es mas complejo.

Nos leemos y bien por la iniciativa.

Núcleo de Investigación dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Núcleo de Investigación dijo...

Ah....no se postear. Borré inintencionalmente lo que había escrito. pero bueno.. aquí va denuevo:

Recuerdo un capítulo de los Simpsons, en que Lisa, el señor de la tienda de comics, y el resto de los intelectuales de Springfield intentaban hacer un "buen gobierno". Trataron de organizar uno, pero finalmente, a pesar de su enorma sabiduría, todo conllevó al caos.

La gracia de todo ello, es que Lisa no entendía muy bien, porqué siendo que todos querían un buen Estado eficiente y culto, todo había resultado mal. Es en ese momento cuando Marge le señala que el problema es que todos tienen una concepción distinta de lo que es un buen gobierno. Aunque realmente lo dice leyendo de la pantalla de Stephen Hawkings, pero como sea...
El punto aquí, es que los simpsons son geniales.. la idea se da a entender creo...

Comité Organizador - Uss dijo...

Te invitamos a que visites nuestro Blog para Construir una Nueva Historia.

Comité Organizador

Anónimo dijo...

puaj...

mentalidad inestable la que escribio esta tontera...

talvez sea una persona con doble personalidad, tener links udis y nietzche es como mezclar agua con aceite

saludos